El restaurante caníbal: ¿libertad para ser comido? (el concepto de autopropiedad)

Hace unos días saltaba la noticia de la próxima apertura de un restaurante caníbal en Alemania. Aunque al final la noticia resultó ser falsa, nos puede servir para analizar determinados conceptos.

Así, como cualquier restaurante, necesitaría materias primas. El problema es que en este caso, la materia prima de la que hablamos sería carne humana. Evidentemente como el asesinato está perseguido por la ley, la única manera de conseguir la preciada carne sería mediante una donación voluntaria. Por ello, el restaurante también solicitaba un cirujano abierto de mente que pudiera facilitar el suministro sin poner en peligro la vida del donante. La sociedad alemana se sobresaltó, al recordar el caso de Armin Meiwes, que fue juzgado hace unos años por sus acciones y donde también el acusado solicitó personas que pudieran saciar su apetito caníbal, consiguiendo su objetivo al comer partes de una de esas personas que respondió a su llamada y que finalmente falleció.


Los casos anteriores me hacen pensar en el concepto de autopropiedad, pues el planteamieanto que podría ofrecer un caníbal para evitar la pena sería afirmar que el acto es fruto de una relación libre entre dos personas. La autopropiedad es un principio básico en planteamientos anarcocapitalistas. Básicamente afirma que una persona se posee a si misma, es su único dueño y no puede ser poseída en principio por otra. De la posesión de uno mismo se deriva necesariamente, al aplicar el concepto de propiedad, la capacidad para poder enajenarse. Uno puede disponer de esa propiedad que es uno mismo y mediante un contrato, trasmitirse a otro de forma voluntaria. También, del mismo modo que la propiedad privada da capacidad de acción sobre lo poseído, podría destruirse a sí mismo, si lo estimara oportuno.

Por descabellado que pudiera parecer lo anteriormente descrito, el razonamiento lógico es impecable. Sin embargo, no deja de parecernos intrínsecamente erróneo. Pero las intuiciones y los sentimientos no sirven para fundamentar conceptos filosóficos. Si realmente consideramos que lo anterior no es correcto, deberíamos poder sustentarlo en razonamientos igualmente impecables que nos lleven a afirmar la naturaleza errónea del concepto de autopropiedad.

Frente al concepto que hemos mencionado, podemos aportar el concepto de dignidad, entendido no como un accidente de la persona (entendido accidente en el sentido aristotélico, es decir, algo que complementa a la esencia del ente), sino por contrario, algo propio de la misma esencia de la persona. Vendría a ser una cualidad intrínseca y propia y que la define como tal. Y si todo ser humano es persona, toda persona, como hemos acabado de afirmar, tiene esa cualidad que denominamos dignidad. De este concepto se deriva el principio de que una persona no puede ser un medio para otra, sino que es un fin en si misma. De esta forma, y sólo de esta forma, puede entenderse la libertad como medio para elegir el sentido de la existencia, negando de esta manera la posibilidad de que sea otro quien determine ese sentido. Por último, mencionar brevemente que el concepto de dignidad se basa en el grado de bondad ontológica que posee un ente (en este caso la persona) en cuanto ente, bondad ontológica que no tiene connotaciones éticas sino estrictamente metafísicas.

Siguiendo con el razonamiento, si esa característica que denominamos dignidad está presente en toda persona, de la misma forma que no podemos poseer a un tercero, pues entonces éste se convertiría en un medio para otro, tampoco yo puedo poseerme en el sentido que define el concepto de autopropiedad. Si poseer a otro atenta contra el concepto de dignidad, y si esta dignidad se encuentra presente también en mí, es imposible poseerme sin violar esa dignidad que me define como ente, como ser humano, como persona.

Pero, llegados aquí nos encontramos con un problema. Si tanto la autopropiedad como la dignidad humana pueden describirse lógicamente y servir de base para el desarrollo de una ética, ¿cómo podemos elegir entre los dos planteamientos? En esencia, la elección constituye un acto de fe, una apuesta que tendrá importantes consecuencias. Un medio para decidirnos es deducir consecuencias de nuestra elección inicial y tratar de averiguar cuales nos conduce al fin último de toda la persona que es la felicidad. Y es evidente que para ello podremos servirnos de toda la experiencia acumulada por la especie humana durante cientos de miles de años y transmitida de generación en generación

Después de todo lo expuesto, ¿es éticamente posible el canibalismo consentido? Si elegimos el camino de la dignidad podremos razonar que no es posible servir como alimento de otros, ni siquiera si libremente hemos decidido hacerlo, todo lo contrario que podría afirmarse si elegimos el camino de la autopropiedad. Igualmente, no podríamos convertirnos en esclavos, aunque fuese una decisión propia, ni podríamos seguir pautas de comportamientos que llevaran a nuestra propia destrucción, tales como el suicidio o la eutanasia.


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