Propiedad intelectual y una tarta de boda

Uno de los argumentos de los defensores de la propiedad intelectual es que ésta comparte las mismas características que la propiedad sobre los bienes tangibles. Se llega a afirmar que cuando copiamos una idea, estamos haciendo lo mismo que cuando entramos en una tienda y nos llevamos una mercancía sin pagar.

Sin embargo, las cosas no son tan sencillas y el anterior argumento o bien es fruto de la ignorancia o de la demagogia. La propiedad privada de un buen físico aparece como consecuencia de un aspecto de la realidad: la escasez. Cuando un bien es escaso, necesariamente surge un conflicto pues si yo me apropio de dicho bien dejo a otra persona sin la posibilidad de usarlo. La mejor forma de resolver este problema es mediante la propiedad privada, pues el conflicto queda resuelto y además se consigue que la utilidad de dicho bien sea máxima.

Si la propiedad privada surge como respuesta a la escasez de los bienes tangibles para solucionar un enfrentamiento en una comunidad humana, queda por dilucidar cómo se puede conseguir la propiedad privada de un bien escaso cualquiera. La forma más originaria es mediante la “primera ocupación”. En un mundo ignoto de bienes escasos, aquellos que primero tomen posesión de los mismos se convertirán en sus legítimos dueños. A partir de aquí, la transmisión de la propiedad se podrá hacer mediante un contrato de compraventa, que no necesariamente habrá de ser plasmado por escrito (pensemos en todas esas compras diarias de bienes de poco valor que realizamos sin mediar ninguna documentación).

Sin embargo, algunos piensan que la obtención de la propiedad sobre un bien no depende solamente de la primera posesión, sino también del esfuerzo que se haya realizado para conseguir el bien. El debate no es nuevo. Ya en tiempos del Imperio Romano, esta forma de obtener la propiedad recibió el nombre de “specificatio” y existieron dos escuelas que defendían planteamientos opuestos. Imaginemos a un propietario de un bloque de mármol. En un momento dado, un escultor, que no es el propietario del bloque, realiza una espectacular estatua de una gran belleza después de un arduo esfuerzo. ¿De quién sería la obra de arte? La escuela Sabiniana afirmaba que la escultura sería del propietario del bloque, mientras la escuela Proculeyana atribuía la propiedad al escultor.

El mayor problema del concepto de propiedad intelectual es que produce interferencias, en ocasiones irresolubles, en el concepto de la propiedad de bienes físicos. Defender la propiedad intelectual hasta sus últimas consecuencias y de forma totalmente coherente haría que diéramos al tenedor de esa propiedad intelectual el poder de disponer de la propiedad física de muchos otros. ¿Es realmente eso lo que se pretende?


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