Televisiones públicas, independencia y neutralidad

 Parece que se aceleran los cambios en la radiotelevisión pública (RTVE). Las antaño estrellas mediáticas son cesadas con la «lógica» del cambio de Gobierno. Y el progresismo español se rasga las vestiduras hablando de purga y pérdida de pluralidad informativa. No deja de llamarme la atención que esa sea su queja. Podría entender que se quejasen por no controlar ahora ideológicamente la radio y la televisión pública, pero hacerse los ofendidos porque el actual Gobierno haya hecho lo mismo que el anterior, no deja de ser al menos un ejercicio de hipocresía (lo siento, no creo que lo sea de ignorancia).

Debería distinguirse entre independencia y neutralidad en el ejercicio de la labor periodística (por más que estén muy relacionadas). Sería muy difícil demostrar que aquellos periodistas cesados hayan ejercido su trabajo al dictado del Gobierno socialista. Seguramente eso no haya ocurrido (¡cómo saberlo!). Pero hablando de neutralidad, la cosa cambia. Los periodistas, como cualquier otra persona, son hijos de su padre y su madre, y como cualquier otra persona tienen una forma de ver el mundo. ¿Podría negarse que los periodistas nombrados durante el periodo socialista son personas de izquierda (o progresistas, si se empeñan en llamarse así)? Eso, en principio, no es un problema… salvo que todas las estrellas mediáticas tengan la misma visión del mundo. Entonces, la radiotelevisión pública se convierte en un discurso único. Y posiblemente, ahora pasará lo mismo durante la etapa del Gobierno popular.

¿La solución? Pues es sencilla. Cerremos las televisiones públicas y que cada uno se «juegue sus cuartos» montando radios y televisiones acordes a sus pensamientos. Y por supuesto, no dejemos que los gobiernos de turno ejerzan ese poder indecente de decidir quién puede montar una radio o una televisión. En este caso, cada uno de los ciudadanos tendrá el poder de cambiar de canal, sabiendo que parte de su dinero no se seguirá gastando una vez pulsado el mando. ¿No es eso lo mejor, lo más democrático? De lo contrario seguiremos leyendo las quejas de los periodistas cesados donde afirman que lo han sido por «hacer periodismo».