Cardiología intervencionista

En diversas notas radiales, televisivas y gráficas, se cita con frecuencia el caso de la pujante angioplastia como parte del moderno arsenal de la cardiología intervencionista. OPINIÓN Latidos. Escribe Héctor De la Fuente. ´´La primera angioplastia en la historia fue realizada por el radiólogo vascular Charles Dotter en 1964, en Portland (Oregon), Estados Unidos, en arterias obstruidas de las piernas, pese a la oposición de los cirujanos de la época y de la mentalidad quirúrgica imperante en los médicos clínicos. Dotter, que tuvo su discípulo argentino en el doctor Luis De la Fuente, inventó los términos y conceptos de angioplastia (plastia significa reparación y angio es vasos) y el de stent, que es la prótesis vascular que creó para animales -a fines de los años 60- cuando nadie creía en ello ni en él. Así fue que el genial Dotter, alias “el Loco Charlie”, bautizó a estas prótesis en honor a un dentista inglés que hacía dispositivos para separar los dientes en los niños. La cirugía cardíaca había tomado gran impulso sólo desde 1960, con el exitoso reemplazo valvular en la misma ciudad de Portland por parte un cirujano cardíaco de tan sólo 32 años como Starr, donde también revestía el cardiólogo riojano. La primera angioplastia en las milimétricas arterias coronarias (dos o tres milímetros de diámetro en promedio y hasta cuatro en los grandes leñadores norteamericanos) fue mínimamente invasiva y ha superando desde hace años -tal como anticipamos desde NUEVA RIOJA- al agresivo bypass en número de casos. Fue un procedimiento pionero el efectuado por Andreas Grüentzig (de niño vivió en nuestro país como refugiado de guerra) en 1977, en Suiza, durante el apogeo internacional del bypass aortocoronario, este con injerto de vena safena de la pierna. Un esplendor y un ocaso, entre otros de Favaloro -quien se opuso a la angioplastia- desde el Sanatorio Güemes (1971-1985 aproximadamente), y pioneros del bypass tales como Cooley, Effler, Garret, Johnson y DeBakey, todos norteamericanos. El radiólogo argentino Julio Palmaz en los años 80 contribuyó (junto a otros dos grupos) creando un tipo de stent en Estados Unidos, que patentó y que lleva su nombre luego de una mega batalla judicial, junto al cardiólogo Schatz. En 1999 se produjo otro avance internacional desde la Argentina al colocarse con éxito el primer stent coronario perfeccionado, que fue liberador de medicamento intracoronario y está documentado y publicado en revistas con referato internacional por un equipo de cardiólogos intervencionistas liderado por el doctor De la Fuente que había trabajado antes con Dotter, el padre de la radiología intervencionista vascular. Lo hizo el riojano siguiendo la misma linea en el Instituto del Diagnóstico, pero no lo patentó por ser un prototipo casero de investigación clínica realizado con expertos bioingenieros de Estados Unidos. CARDIOLOGÍA INTERVENCIONISTA Ahora emerge con más fuerza la cardiología biointervencionista con variados aportes clínicos, incluso de argentinos, con células autólogas (propias del paciente) como, por ejemplo, la técnica transendocárdica original e inédita para infartos cardíacos crónicos, severos, y extensos que progresaron a insuficiencia cardíaca (estaban al filo de un trasplante cardíaco) que se hicieron y colocaron sin abrir el tórax siendo aplicadas aún de manera gratuita en nuestro país desde el 2004 al 2007 con permiso de las autoridades sanitarias. Sólo en Miami, en la Universidad, se creó un Instituto de Células Madre con una inversión de 30 millones de dólares ya que se las considera el pilar de la medicina regenerativa y el futuro de la medicina como antes lo fueron la irrupción de los antibióticos y de las vacunas. La posibilidad de introducir en el miocardio genes y proteínas faltantes ya es una realidad experimental mediante un sofisticado catéter que late al compás del corazón. PERO ¿ QUÉ ES LA CARDIOLOGÍA INTERVENCIONISTA? Es la moderna subespecialidad invasiva de la cardiología (la disciplina médica y científica que se ocupa del estudio, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades cardíacas, siendo esta una rama de la clínica médica). La cardiología intervencionista se ocupa del diagnóstico invasivo mediante cateterismo con catéteres y del tratamiento de las arterias obstruidas mediante la colocación de endoprótesis vasculares espiraladas de metal expandibles llamadas stents y de las válvulas estenóticas u obstruidas. También se amplió a las válvulas cardíacas y al implante de células madre el tratamiento de la cardiología intervencionista y cuando se emplean células madre propias para regenerar el miocardio infartado ya se habla de cardiología biointervencionista. Es decir, que el cardiólogo intervencionista es un cardiólogo especializado que opera de manera mínimamente invasiva sin tocar al paciente con sus manos; lo hace a pequeña distancia del paciente (a menos de un metro de la camilla) a través de cámaras de televisión y un moderno instrumental como los catéteres que son un tubos largos, delgados y flexibles, los cuales son introducidos en el cuerpo por pequeñas aberturas creadas a tal fin en la ingle, muñeca o pliegue del codo. No es el cardiólogo intervencionista un cirujano cardiovascular ni este es un cardiólogo, cable aclarar. Estos últimos operan abriendo el tórax con sus manos, de manera cruenta y con anestesia general o total. Pacientes cardíacos famosos en Argentina En Argentina ex presidentes como Fernando De la Rúa, en actividad o en su post etapa presidencial y Carlos Menem, o en el plano internacional Bill Clinton. Deportistas afamados internacionalmente como Juan Di Stéfano o Juan Manuel Fangio; futbolistas como Sanfilippo, Tarantini, Perfumo y hasta Maradona pasaron por la camilla o el cateterismo (método patrón de oro para el diagnóstico de la ubicación y severidad de las lesiones coronarias si las hubiera) en estos tiempos mundialistas. Son momentos tan emotivos que no son ideales ni para hipertensos ni para pacientes coronarios ni para cualquier ciudadano con sangre en las venas y esto fue estudiado científicamente en Alemania. También sucumbieron ante su majestad la enfermedad coronaria o enfermedad vascular los más duros escritores tales como Ernesto Sábato o Félix Luna; varios periodistas recios también como Julio Ramos, Bernardo Neustadt, Jorge Jacobson, Mariano Grondona, Fernando Niembro, Julio Ricardo (con cuatro intervenciones) o Jorge Lanata (quien recién confirmó que en diciembre se hará su trasplante renal pero en Estados Unidos) o un Víctor Sueiro que fue récord argentino con cateterismo pero quien falleció de un repentino tumor de páncreas. Fue para Sueiro este 20 de junio (de 1988) la efemérides de su “viaje al más allá” según relató él y su familia donde aseguró haber visto un túnel y una luz al final de una suerte de viaje luego de sufrir un paro cardíaco durante un cateterismo en el Sanatorio Güemes. Un paro del que salió merced a la pericia del equipo del doctor De la Fuente. También figuras del espectáculo como Beto Casella y otras así como Gerardo Sofovich, quien es el actual récord argentino con 10 angioplastias coronarias y el primer famoso en recibir células madre en el corazón (y otra ventaja frente a los bypass es que se puede repetir varias veces además de ser más económica) han replicado las noticias cardiovasculares más que mil cardiólogos juntos al pensar que la revista argentina de cardiología sólo tira 3000 ejemplares. Eso explica en gran parte la poco seria desesperación de cierto publicitado neurólogo presidencial para salir en los medios a divulgar las enfermedades neurólogicas siendo infiel al tradicional bajo perfil de la prestigiosa escuela neurológica y neuroquirúrgica argentina. La medicina mínimamente invasiva ha llegado para quedarse, ya que implica menor o nulo sangrado y menor riesgo de infecciones así como la posibilidad de tener un alta casi al toque o de inmediato según el cuadro clínico del paciente, además de sus beneficios económicos y la chance de expandirse a todo tipo de arterias y de pacientes, aún niños, para bucear, por ejemplo, en los sinuosos y delicados vasos cerebrales y operar desde adentro sin abrir el cráneo. La nueva era ya es la de la angioplastia robótica pero esto es tema para otro LATIDOS. Publicado por Lucas Malfatti en www.nuevarioja.com.ar