Sindicatos del siglo XIX y videos (una historia de buenos y malos desde 1924)

Durante este mes, UGT nos ha presentado una serie de videos humorísticos y educativos a un tiempo (eso dicen ellos) que han pretendido darnos su visión de la crisis. Sin embargo, realmente lo único que han demostrado es que han quedado anclados en una época donde el marxismo todavía creía tener la llave de la felicidad y la riqueza. Tiempos donde se presentaba al empresario como un ser malvado y depravado que explotaba necesariamente, por la misma esencia del capitalismo, a una masa desarrapada y famélica de trabajadores. Y lo malo, entre otras cosas, es que nada de esto en nuevo. Ya en 1924, Sergei Eisenstein, nos presentaba su película titulada “La Huelga” donde el discurso era el mismo. He preparado un montaje corto de la misma (que Eisenstein me perdone) que intenta resumir la historia de la película.



¿Qué podemos deducir del visionado? Que para UGT nada parece haber cambiado, al menos nada realmente sustancial. Han pasado más de 200 años de aquella época, pero los actuales sindicatos organizadores de la huelga parecen no haberse percatado del paso del tiempo. Continúan presentado al empresario como explotador y al trabajador como explotado. Hoy en día, cualquiera que no se deje llevar por una ceguera ideológica puede darse cuenta que las dos partes, en ocasiones con dispares intereses (por qué no decirlo), son necesarias para una auténtica creación de riqueza y bienestar. Por otra parte, estoy convencido de que una de las necesidades más importantes para solucionar la actual crisis debe ser ampliar la libertad de todos. Dejar que se lleguen a acuerdos sin imposiciones estatales. Quizás entonces, algunos sindicatos se den por fin cuenta que en ese nuevo orden pueden ser útiles. Pero antes, deberán despojarse de toda esa carga ideológica que han acarreado durante más de 100 años, renunciar a las dádivas del Estado y presentarse antes los trabajadores como organizaciones que deben ganarse día a día su respeto (y su afiliación) sin utilizar los recursos del poder. Quizás se sorprendan cuando vean que muchos de los que antes les cerraban las puertas se las abren de par en par.